Como el diccionario lo prescribe, al menos en el Español -o Castellano para aquellos fundamentalistas-, es la facultad o capacidad de crear o inventar. Entonces debemos remitirnos al ser creador o al ser creador y aquí explico las diferencias y sus niveles según mi teoría construida sobre las de otros mucho más eruditos pero que, sin embargo, lógica mínima tiene.
En tanto ser creador lo entiendo como aquella aptitud aprendida y desarrollada con el tiempo, practicada (si cabe la palabra) y repetida muchas o miles de veces; es decir, algo que se construye con conocimiento y que si se podría certificar y hasta titular.
Bajo este criterio me atengo a cinco categorías o niveles que para entenderlas mejor se requiere cierta comprensión de la evolución del aprendizaje. Explico con un simple ejemplo este desarrollo:
Siendo un estudiante de diseño, por ejemplo, y después muchos a los que pude capacitar o guiar empezaban/mos copiando ejercicios de lo que llamamos diseño básico; repitiendo figuras y formas con las herramientas esenciales que todo diseñador a la larga utilizará cuando sea profesional. Aquí tenemos lo que los teóricos llaman creatividad mimética o básicamente replicar lo que otro hizo o hace.
No cabe duda que copiar tiene muchas ventajas entre ellas el aprender a observar y el aprehender conocimiento empírico pero también es aquel nivel en donde muchos pueden perder el criterio del respeto profesional. Aquí hay que guiar o enseñar… tal vez más ética que otra cosa.
Copiar es una gran forma de aprender a ser creativo o creador pero también es el lugar en donde se debe enseñar mucha ética… obviamente profesional.
En el siguiente nivel -y me gusta hablar de niveles por la sensación de progreso que la palabra connota- se encuentra la creatividad asociativa o la capacidad de conectar cosas. En este nivel ese estudiante de diseño (como en todas las áreas de conocimiento) ya no solamente replica sino que ha entendido que las herramientas pueden hacer cosas fuera de su contexto, fuera del encierro del «hago lo que me dicen».
En un tercer nivel -y donde empieza realmente lo bueno- está la creatividad analógica o aquella en donde ademas de conectar ideas podemos explicarlas con ejemplos similares. Aquí es interesante la forma en la que el pensamiento cambia porque ese estudiante de diseño ya investiga o busca casos similares y construye conclusiones (razona e infiere) que le permiten sostener un punto de vista importante: el suyo. Nótese el quiebre que esto supone en un proceso de enseñanza, el alumno «deja» de seguir al profesor.
Construir analogías es en donde empieza lo bueno, esto realmente visibiliza la capacidad de razonar y construir un punto de vista propio…
Cuando llegamos al cuarto nivel, empezamos a hablar de la creatividad narrativa o la capacidad de inventar (con lógica y secuencia) ya no una idea sino un discurso continuo; esto implica no solo construir un punto de vista sino sostenerlo y reproducirlo sin importar el caso. Esta aptitud habrá requerido para ese momento varios libros, tal vez una que otra enciclopedia además de cierta «escuela de la vida» a la que analógicamente comparamos con la experiencia. Aquí no se llega sin conocimiento, lo afirmo y lo sostengo.
A ser inventor no se llega sin conocimiento, lo afirmo y lo sostengo… solo miren la historia.
En el quinto nivel este estudiante, que ya no es estudiante sino seguramente habrá pasado su maestría o doctorado por la cantidad de reflexión que se requiere, estará en capacidad de generar conocimiento y para hacerlo tendrá que acudir a la intuición. La intuición es una facultad con la que verdaderamente no se nace porque para operar conscientemente con ella se requiere «apagar» la razón y la única forma de hacerlo es sabiendo mucho sobre algo. De estos personajes en la historia muy pocos, esta creatividad (la intuición) ha cambiado la forma en la que el ser humano a comprendido su mundo, su ambiente; ciertamente estos generadores de conocimiento no están en la televisión y peor aún en los medios públicos, hasta corren peligro sino preguntemos a Galileo o al mismo Da Vinci.
No creo en la creatividad como ese «algo» con lo que se nace porque este concepto sin una base en el conocimiento será tal vez una adivinanza o en el peor de los casos una visión esotérica (ahí sí desde el interior de la persona quizás basado en su experiencia) y esto, para mi, es «profesionismo».
Seguramente esto no agradará a varios, como ya me ha sucedido en ciertas conferencias y tertulias, pero es ahí cuando a ese estudiante deseoso de convertirse en inventor le explico que creatividad no es lo mismo que la imaginación.
Einstein era inventor -y muy sabio-, explotó emocional, exagerada y públicamente el concepto de la imaginación porque al final del día es gratuito y con eso… si se nace.
Finalmente, sobre el ser creador… pues no me gusta la religión y no escribiré más porque creo que he explicado mi punto: Copia < Asociación < Analogía < Inventar < Intuir. No más, no menos.